martes, 18 de diciembre de 2012

Ojalá que vuelvas


¿Dónde estás?
¿Dónde te llevaron?
¿Dónde te esconden?
¿Por qué te encerraron?

Eras valiente
eras verdadera
eras libre
y eras sincera.
Eras mía
y eras de ellos
pero no de cualquiera

Y ahora
Sin tu melena al viento
no entiendo la libertad
ni entiendo la justicia
sin tus aires de igualdad.
Ni entiendo un mundo
sin tu solidaridad.

Ni entiendo la vida
sin tu melena.
Ni quiero vivirla
como condena
porque ya la vida
no merece la pena.

¡Ojalá te liberen!
¡Ojalá que vengas!
¡Y ojalá nos dejen
con nuestras pasiones
intactas e ilesas!

Ojalá, República, que vuelvas.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Declaración


Que los reaccionarios tomen la utopía
que los dioses amparen al ateo
que los curas aborten sus fobias
que los liberales nieguen al dinero
que los soldados empuñen libros
que el Estado rescate personas
y la banca rescate personas
y las gentes rescaten personas.
Y nos amemos los unos a los otros
y seamos felices.

martes, 30 de octubre de 2012

El proletario, en España, se mueve


Ay Asturias
Ay León 
Qué guerreros
qué pundonor
qué fieros
y cuánto horror
en la guerra del carbón.

Ay mis Astilleros
Ay mi Bahía
Cómo pelean
qué osadía 
la del obrero
qué no se rinde
en el astillero.

Y cómo luchan
y cómo sienten
quién diría
viendo la tele
que el proletario 
en España
se mueve.

Por la educación
Por la sanidad
Por el carbón
y el barco en el mar
Por mi pensión
Por dignidad
revolución.

A por el patrón
y el banquero
el político ratero
cómo nos chupa
el mamón
se va a enterar
por ladrón.

A la de tres, Revolución
A la de tres, Revolución
A la de tres, ¡Revolución!

viernes, 26 de octubre de 2012

Noche sin luz


Buenas noches a todos. Son las diez y cuarenta y tres minutos de la noche en un piso cualquiera de cualquier lugar. Se ha ido la luz en toda la zona y parece que tardará en volver.


El único halo de luz que entra por mis retinas es el de las farolas anaranjadas de la calle, una vela minúscula de esas que se usan para decorar los catálogos de Ikea y la luz de la pantalla de mi portátil, al cual le quedan algo más de dos horas de batería (que luego serán más porque he desactivado el wifi y se supone que tiene que aguantar). Como exjugador de Cluedo que soy puedo asegurar y aseguro que la chica a la que le expropio Internet –te queremos Marta– es del mismo bloque que un humilde juntaletras porque no aparece la señal. Suena de fondo algo de Nada Surf que no hace más que consumir batería y darle sintonía a esta noche especial. Y digo especial sin ánimo de querer ser un bohemio de la vida. Pero es cierto que estas situaciones de incomunicación, sin tele ni radio ni nada que se le parezca, le dan un puntillo de extraordinariedad a la vida rutinaria que llevamos. Al menos la mía. Desde luego esta forma de esperar a la Muerte es digna de probar, al menos durante un día.


Desde que entré por la puerta hace una horilla larga he intentado llevar una vida normal en la anormalidad. Esto me hace reflexionar sobre la poca adaptabilidad que tenemos cuando queremos a toda costa imitar el día a día en las situaciones excepcionales que se nos presentan. Aunque es cierto que tenía que ir al baño como loco y eso no hay situación excepcional que lo cambie. Ese momento con el móvil en la boca intentando iluminar la oscuridad absoluta, apuntando con el cañón de vida a la nada y lanzandote a la aventura del desahogo a plena sombra de la noche no tiene precio. Creo –mañana lo comprobaremos– que he dejado el pabellón bien alto cuando, tras unas milésimas de suspense, he oído como las lágrimas del desecho humano producían, a su impacto con la calma del agua que reposa en el fondo de la garganta del señor Roca, el sonido inconfundible de la victoria en el tiro con pis que es, al fin y al cabo, esta cosa que llamamos vida.


Tras ese nada desdeñable triunfo me propuse el aún más difícil todavía: Cocinar a la penumbra de los fogones y de los ya mi inseparables amigos la luz de la vela-denigrante y la minipantallita del minigalaxy. Casualidades -o causalidades- de la vida había cacharros sin fregar. Y sí, han acertado, ahí fui yo. ¡Al lío! –me dije–, sin un atisbo de terror en la mirada, como cuando el gran Baughner, Baugner, Bahugner o como diablos se llame, saltó al vacío desde el más vacío todavía que es la estratosfera. Con el móvil entre los dientes y la velita alumbrando los dioses saben a qué cogí el estropajo y el Fairy marca Día y me puse manos a la obra. Lo malo de fregar a oscuras es que puedes dejarte alguna parte del cacharro en cuestión sin fregar. Lo bueno es que no te darás cuenta. Después de ese incansable baile de estropajazos me lancé al noble arte de la cocina estudiantil (también conocida como “Pasta, fritura y no tocar la verdura”). Puse agua a hervir, aceite a calentar y pasé los minutos pensando qué cocinar. Bueno, miento; pensando más bien en por qué cocino siempre lo mismo. Saqué el cartón de sanjacobos que tenía abierto con dos unidades en el interior y las cinco salchichas que me quedaban de otro paquete en similares condiciones mientras me planteaba cuanto durarían los tuppers de mi señora madre descongelándose en el esta noche mal llamado 'congelador'. Me hice también con lo que quedaba de una bolsa de macarrones –todo marca Día– que por entonces, a la luz de la oscuridad, parecían pocos y que luego, al cobijo de mis intestinos, resultaron excedentes.


Tarea fácil fue volcar los macarrones en el cazo pero mucho más complejo fue la aventura sartenil. Por aquel entonces no recordaba el tamaño minúscula de ésta y, echao p'alante de mí, dispuse de sendos sanjacobos y manita de salchichas y los lancé -¡que estoy mu loco!- todos a la vez a la piscina aceitosa que era aquella escultura de teflón taiwanés. Imaginen el espectáculo posterior haciendo hueco a toda esa masa graseril en unos pocos centímetros cúbicos. Después de separar un par de peleas entre salchichas y sanjacobos –las primeras, pequeñitas pero matonas, iban dominando el terreno– que intentaban ocupar el mismo lugar opté por expulsar a las salchichas de la alberca allí formada. Medida dictatorial, sí, pero que la situación requería. Espero que no se cebe en unos años la oposición política con mi equipo de gobierno por esta decisión de carácter urgente que exigía, qué sino, medidas urgentes. Con la pasta pastando y los sanjacobos sanjacobeando me puse a bailar el chiqui-chiqui me senté a esperar. Terminó primero la pasta -cosa extraña pues suele tardar más. Tendría miedo a la oscuridad y se ablandó con facilidad, qué sé yo- y la revolqué en el mismo cazo previo escurrimiento sobre un bote de tomate de cartón –marca Día o muerte– ya precipitado. Tras una serie de bailes de cucharón terminé por crear la ya especialidad de la casa y que, junto a la fritanga, completó mi menú nocturno –de digestión ligerita– que recién terminé de comer.


Fue entonces, cuando contemplaba los restos de comida que no logré acabar, el momento en el que me dispuse a filosofear sobre ésta nuestra sociedad moderna. Resulta difícil encontrar momentos de absoluta calma, sin contacto con nada ni nadie, en estos nuestros días. Estoy seguro que si hubiese electricidad por mis cables y wifi de mi inestimable Marta –te adoramos Marta– conectándome al mundo no estaría yo aquí ejerciendo el noble arte de la pulsión tecladil por el mero hecho de escribir. Por amor a la escritura. Escribir por escribir. Ya no se lleva. Y les aseguro también, a riesgo de traerme la desgracia hacia mi persona, que si los desgraciados hijos de puta de Endesa devolviesen los vatios a ésta nuestra morada yo dejaría de escribir ante la avalancha de comunicación que llegaría a mi. Me pondría a responder con guasa algunos whatsapps y sustituiría la música armoniosa de Nada Surf por las voces ya familiares de nuestros queridos vecinos de Desengaño 21. Gracias a los dioses –a los tuyos me refiero, que yo no tengo– esto no sucede. Los malnacidos mamones de Endesa siguen a lo suyo y yo a la escritura, que es lo mío. No lo digo porque se me de especialmente bien sino porque es uno de mis mayores placeres después de hablar por Whatsapp y ver Aquí no hay quién viva.


Y me lamento –ya en serio– de esta sociedad que estamos creando entre todos. Tenemos que estar continuamente comunicados. Y, lejos de sentirnos satisfechos con hacerlo con nuestros seres queridos o cercanos, queremos hacerlo con cuanta más gente mejor. Por eso no es de extrañar en nuestros días ver gente que quiere cada vez más y más seguidores en Twitter para decirles cuando se levantan, que han desayunado o de qué tamaño era el truño que se ha merendado nuestro estimable amigo Roca. Tweets de la talla de “Con @tusmuertos de shopping” o “Cagando, vuelvo en cinco minutos #TwitterOffdeJuver” son tendencia en nuestras vidas. ¿Qué demonios pretenden con eso? ¿Que le haga un retuit? ¿Un fav? ¿Una lista en la que incluya a gente que justifica el porqué el aborto debe no sólo estar permitido sino también estar subvencionado? Estamos llegando a unos extremos que parecen no tener fin. La 'sociedad de la información' la llaman. La 'sociedad GameOver-InsertCoin' la llamo yo.


Reclamo desde estas líneas, ya para acabar, un poco más de filosofía. Un poco más de literatura. Un poco más de pasión. Un poco más de vida ya que, al fin y al cabo, a eso que ustedes viven no se le puede llamar vida. Llámenle como quieran pero les ruego no le llamen vida. Respeten ese término para quienes queremos –aunque nos cueste conseguir– un poco de placer y felicidad inmaterial en estos años que nos da el universo donde, en una libertad más que relativa si no cuestionable, podamos errar una y otra vez hasta llegar a la muerte.


Ahora les dejo que, aunque me queda un 21% de batería (media horilla), tengo que ir a cagar.
Buenas noches a todos.

26 de octubre de 2012 a las 00:23 de la noche.

viernes, 17 de agosto de 2012

El sentido de la vida

Creo que he descubierto el sentido de la vida.

El sentido de la vida es la gente, la sociedad. El individuo como tal no existe sin la existencia de otros. ¿Cuánto creen que duraría alguien solo en el mundo, con la total certeza de que nadie vive para vivir su vida junto a él? ¿Cuánto creen que tardaría en meterse en una bañera con agua caliente, coger una navaja y perforar las venas de su muñeca de una forma suficientemente lenta como para sentir el placer del momento? La grandeza del ser humano reside en la capacidad que éste tiene de aferrarse a la vida en las situaciones más adversas pensando que, si sobrevive, habrá alguien esperándole. Tengan la total seguridad de que si encuentran a un hombre solitario en el desierto, defendiéndose como puede de una tormenta de arena, sin agua y sin comida y sin nada ni nadie, tratará de sobrevivir por la única razón de que está deseoso de encontrarse a ése alguien si alcanzare la paz, y que, si logra sobrevivir, será por el mero hecho de que en su mente destellaba una imagen, o unas cuantas, de quién o quienes él esperaba ver en ésa soñada paz y tranquilidad.
Pese a que nos encontramos en un mundo altamente consumista tenga por seguro que las riquezas no son nada sin nadie, o más bien, no son nada en comparación a las vidas humanas que nos hacen compañía. Nadie sería tan desdichado como para tratar de sobrevivir en un mundo vacío de iguales, aunque tuviera todas las riquezas en su poder. Y créanme que todos los que se esfuerzan por generar riquezas, aún anteponiéndolas a las personas, lo hacen porque existe una razón humana detrás. Aunque ésta razón no sea más que la de generar envidias y rencores al mundo en el que vive. 

Así pues, no olviden el sentido de la vida, no olviden que sí, tienen que anteponer sus propios intereses a los del resto, pues sino recibirán muchos desengaños; pero en el momento en el que alguien haga algo por ti, mata por él o ella aunque te vaya la vida en ello.

jueves, 26 de julio de 2012

No abandonen a Grecia


Por favor, no abandonen a Grecia. No abandonen a su gente, a los niños, a los ancianos. No abandonen a quienes buscan trabajo sin encontrarlo, a quienes lloran a escondidas y se secan las lágrimas para demostrar entereza ante los suyos. No abandonen al que lleva trabajando decenas de años y lo ha perdido todo. A quién lleva estudiando desde que tiene uso de conciencia y ahora no encuentra su lugar en el mundo. No abandonen al que sí que se levanta para trabajar; para trabajar horas y horas por un sueldo tercermundista. 

No miren para otro lado. Les han obligado a eliminar su futuro para hacerse cargo de una deuda de la que el pueblo llano poca o nada de culpa tiene. Han asumido los recortes, han asumido el final anticipado de sus vidas cuando no podían más. Los suicidios se han multiplicado y aún hay quienes tienen esperanzas. Háganlo por ellos. Les asustaron en las elecciones, les dijeron que el partido de izquierdas, por entonces uno de los favoritos, iba a abandonar el euro cuando eso era mentira. Consiguieron su objetivo y la derecha gobierna. Y pocas semanas después deciden dejarlos en mano de los dioses...de Zeus, Hestia, Hades y otros tantos entes olímpicos. No sean los verdugos de tantas y tantas personas. Piensen en el ser humano que hay detrás de las cifras. No los maten, levanten su sentencia y aparten el dedo del gatillo.

Por favor, no abandonen a Grecia.



lunes, 2 de julio de 2012

Carta de suicidio


Aquella publicidad copaba todos los carteles. Los autobuses la llevaban en sus puertas, las radios la emitían con una canción pegadiza de fondo, tiraban folletos publicitarios desde helicópteros y todas las figuras públicas salían con ella por televisión. Era el gran boom del momento. Momento que ya duraba tres años y que parecía no tener freno. Su irrefutable fama superaba a la de cualquier otra empresa o cualquier famoso. Todos eran eclipsados por Looma. Sus colores, su forma... su sabor. Looma era un nuevo refresco que en pocos meses se convirtió en una auténtica moda desbancando en el mercado al resto de productos de la misma categoría. Y en apenas un año ha pasado de ser una moda a ser una auténtica forma de vida. ¿Su secreto? Una maravillosa fórmula que combinaba diversas frutas y un nuevo tipo de droga, aquella que todos conocían ya como La droga de la felicidad, extraída de una planta de la frondosa selva amazónica. Cuando fue descubierta muchos paises iniciaron trámites para ilegalizarla pero desde que la bebida se hizo hueco en el mercado los gobiernos pararon su prohibición a riesgo de pecar de  impopulares. Y ahora todos la beben. 


Bajo los efectos de la nueva droga –de la que no se han reconocido aún efectos secundarios perjudiciales– la gente no siente dolor, sus problemas se evaden y chorrean endorfinas. La felicidad que no son capaces de conseguir con los problemas sociales o familiares que padecen la obtienen de este nuevo refresco accesible para casi todos. De esto último se encargó su inventor, el multimillonario Edgar Loom. El señor Loom empezó vendiendo un producto atractivo por sus características y con el que buscaba un mínimo margen de beneficio, lo que le permitía ofertar la bebida a un precio muy bajo. Sus competidores, pese a que al ver su rápido ascenso bajaron sus precios, no consiguieron combatir los efectos de la nueva bebida. Fue entonces cuando empezaron los juicios, los pleitos... donde la competencia denunciaba la droga que contenía y que, de forma inverosímil para ellos, seguía siendo legal. Pero cuando hubo que tomar una decisión, los consumidores ya habían dictado sentencia. Todos andaban ya enganchados al nuevo fenómeno mundial. El Looma era legal. Y a partir de entonces el consumo fue aún mayor. Los que no se habían decidido a probarlo por miedo a los efectos lo hicieron cuando ésta fue amparada por la ley; todos confiaron en la justicia. El señor Loom, lejos de volverse un loco avaricioso –como la mayoría de nuevos ricos– y subir los precios, los mantuvo igual. Todos tenían acceso a la bebida y esa era su principal baza para eliminar competidores. Ganaba muy poco por cada bebida pero era consumida por todos. En poco tiempo hizo una fortuna. El mundo era feliz.



El mundo era feliz pese a la gran tasa de paro que asolaba el país. Entre el 30 y el 60% llevaban meses sin empleo. No había datos oficiales pues el gobierno eliminó la poca transparencia de la que disfrutamos antes. Los subsidios, cada vez más bajos; el sueldo mínimo ya era ínfimo y las diferencias entre clases cada vez mayor. Sin embargo, los índices de felicidad eran los más altos que uno podía imaginar. Ya la gente no lloraba cuando su pareja le dejaba, bebían Looma. En los tanatorios se celebraban vergonzosas fiestas entre los parientes cercanos que eran capaces de encontrar una siniestra comicidad gracias a la polémica bebida. El mundo dejó de importarle al mundo. El fenómeno Looma eclipsó los ojos de los hombres como nada ni nadie había hecho antes. Desgraciadamente en el planeta, la responsabilidad para con éste dejó de existir.



Y ahora les confieso algo. Yo conocí a Edgar Loom. Estudió conmigo en la universidad. Luego me casé con mi pequeña, con mi Emma. Ésta encontró trabajo como jefa de prensa, llegó a la corporación de Edgar Loom, le conoció, se hicieron amigos y el resto se lo imaginarán cuando lean esta carta. Cuando vean mi cadáver tendido sobre la mesa y el bote de cianuro vacío. Yo soy el único que dejó de ser feliz con el invento de Loom. Yo perdí a mi pequeña, único motivo para levantarme e ir a trabajar día a día. Se acabó todo para mi. Ahora dejo este mundo vacío de sentido y de principios, un mundo que no llorará mi muerte. Ni la mía, ni la de nadie. El mundo ha dejado de derramar lágrimas, el mundo está muerto y es feliz.

miércoles, 27 de junio de 2012

La historia de Marc (Parte III)


Se dirigía con pasos lentos y firmes por el Hospital Psiquiátrico de Mayfield. Saludó con un gesto tosco al guardia de seguridad y caminó rumbo a la celda LXXII donde ya le estaría esperando. Y allí estaba, posado en su cama, rodeando sus piernas con los brazos y huyendo con la mirada de la húmeda celda que le rodeaba. Entró y, sin saludarle, se sentó a su lado, suspiró y clavó sus ojos en la pared, tomándose unos segundos antes de empezar a hablar.

—Dicen que el amor llega en un suspiro. Puedes encontrarlo en cuestión de horas, de minutos, de segundos...en apenas un instante. En un sólo momento puedes tocarlo, puedes palparlo y en las horas, los minutos, los segundos siguientes eres capaz de sentirlo como tuyo. Encontrarás como maravillosas coincidencias todas vuestras cosas en común y, como detalles sin importancia, incluso graciosos, todas esas cosas que os distancian, pero que no os alejan. Vuestras discusiones serán entre risas, silencios y miradas de complicidad. El futuro que se os presenta se tornará imprevisible y perfecto a la vez; mientras no os atrevéis a planearlo no podéis evitar soñar con lo que os depara la vida. El tiempo que no estáis charlando estáis, simplemente, deseosos de hacerlo. La felicidad cae como del cielo y os sentís los seres más afortunados del mundo. —¡Bendita la vida y benditas sus casualidades! ¡Bendito el plan que los astros me tenían preparado! ¡Cómo os lo callasteis, dichosos!— pensaréis. Y todo esto en cuestión de horas, de minutos, de segundos...de instantes.

Pero a la hora de olvidar, loados sean los dioses, es otro mundo. Para olvidar hacen falta mucho más que horas. Hacen falta días, varios; y noches, muchas. Noches de melancolía, de imágenes, de botellas vacías y vasos llenos, noches de poesía, noches de canción, noches largas. Noches en la que te esfuerzas por rememorar esas cosas que ni de lejos eran capaz de separaros pero que crees que no vas a echar de menos. Intentas odiar, odiar con todas tus ganas su sonrisa. —¡Me ponía enfermo!— te dirás, pero en el fondo de tu alma sabrás que es mentira. Se te aparece a tu lado e intentas discutir con ella, quieres que te deje, que se desvanezca, que se vaya y que no vuelva. Tu futuro ahora es gris, está vacío, no eres capaz de ver más allá de los vasos rotos que vas dejando por el suelo. Maldices al destino y a quienes os cruzó. Maldices el momento en el que la conociste, en el que llegó a tu vida. Imaginas un mundo donde ese día no estabas en ese sitio a esa hora, un mundo que, ahora sí, crees que sería más feliz.

El amor, querido Marc, no se va tan rápido, no señor. Ni días ni noches son suficientes para que se largue, se necesita algo que te cambie la vida. No hablo de un nuevo amor, pues no querrás sentir esa sensación de nuevo en mucho tiempo, pero sí un motivo para despertarte por las mañanas y no lanzar el despertador contra la pared, un motivo para soltar la botella, coger tu vida por los cuernos y decirle: “aquí, aquí estoy yo. Vida hay una y ésta es mía, y como tal, la quiero para mi”. Pero para eso se necesita mucha valentía. Hace ya quince años que creíste haberla olvidado, quince años desde que intentaste matar al amor de una puñalada. Pero el amor, querido Marc, el amor no se va tan fácilmente. No se puede matar, no se puede acuchillar, no se puede ahogar. No puedes ensañarte con él una y otra vez tal y como hiciste con ella. El amor no tiene sangre que derramar, ni tampoco tiene un corazón que puedas parar, ni ojos que cerrarle. El amor no se va cuando los gusanos arrasan con sus deshechos vacíos de vida, no señor. El amor no se va, no emigra, cuando tu quieres que eso ocurra. El amor se va, se va y no vuelve, cuando él decide irse. Y ni tú, ni tus dioses ni los astros podéis hacer nada para cambiar ésto. Hace quince años ya Marc, quince años y sigues con tu pena, con tu Lucy grabada a fuego en la mente. Quince años y aún se sigue apareciendo a tu vera; sonriente, rubia, perfecta y sin reproches que hacerte. Porque en el amor, querido Marc, no existen los reproches. Sólo existe el amor para el amor—.

En ese momento el sacerdote Wallace salió de la celda y dejó ahí a Marc sentado en su cama, mirando al suelo y sollozando.

—Aún le falta al menos quince años más— murmuró Wallace en voz baja, sin que nadie le oyera, mientras entraba en la celda contigua.

sábado, 9 de junio de 2012

Me declaro autosuficiente


Me declaro autosuficiente. 

A partir de ahora seré yo quién marque mis horarios. Seré yo quién diga lo que queda y no queda bien con mis orejas. Seré yo quién decida comerse el mundo por la mañana o por la tarde. Yo, yo y solamente yo decidiré qué hacer con los cinco minutos que paso en la cama –entre que suena el despertador y me incorporo- en ése tan poco placentero estado de trance. Decidiré entre cerrar un ojo o los dos. Yo, nadie más, elegirá que camino incorrecto voy a tomar en el próximo cruce. Juro ante vuestros dioses; impotentes, capados, inverosímiles y egoístas; que el día de hoy será el último en el que tú, gran empresa multinacional; tú, familiar entrometido; tú, amigo sinvergüenza; tú, arpía; tú, seas quien seas, te reirás ante mis hocicos por mi vulnerable escudo-para-siempre. 

Me declaro autosuficiente y, lo que es más, me declaro autosuficiente para siempre. Desde ya. Ya. 

Eso sí, si se me olvida, espero que me lo recordéis. Pero sólo eso. 

viernes, 1 de junio de 2012

Nos quieren callar


En Honduras los estudiantes luchan por democratizar la universidad. Muchos estudiantes detenidos, algunos, asesinados. En Brasil los profesores lideran las protestas universitarias con 50 universidades en parón desde el 17 de mayo. En Canadá llevan 3 meses parados, 700 detenidos en una sola noche hace algunos días. Por Chile no se andan con tonterías y vuelven, un año más, a tomar las calles por la enseñanza pública. En España Sevilla ha parado y otras universidades, estoy seguro, se sumarán al parón. 

¿Por qué en pleno siglo XXI cuesta tanto que estas noticias vuelen por el globo? ¿Por qué no nos enteramos ni de la mitad de la mitad de lo que ocurre en el mundo?

La censura de dos cuentas** de Twitter que seguían la actualidad del parón de Sevilla es una respuesta que no necesita mayor explicación. Que la noticia de la señora que puso a su hija Inem de nombre haya sido emitida una y mil veces en televisión es otra respuesta. En la era de la información las altas esferas del poder manejan, a su antojo, las noticias; las crean, las emiten, las promueven. Y ellos también las censuran. Internet es el mayor arma antidictatorial que existe y éste comienza a ser controlado a pasos agigantados.

**(Edito 4 de junio. Ya son 7 u 8 las cuentas de Twitter censuradas, he perdido la cuenta.)

Pero la mayor preocupación de los luchadores de nuestros días no ha de ser esta (in)comunicación. Los derechos se consiguen, se pelean, en la calle. Como se ha hecho siempre. Y eso nos han intentado demostrar los mineros españoles que se han desplazado hasta Madrid. Al fin y al cabo la calle es donde se expresan los ciudadanos. Los ciudadanos que no andan dormidos frente a las múltiples pantallas de nueva generación quejándose sin levantar la vista de los píxeles sobre el mundo que les rodea, por el cual no han luchado y, parece, no van a luchar nunca.

Pero detrás de esta ola de acomodamiento, detrás de esta sociedad hueca, fría y distante, están las excepciones. Las excepciones son los jóvenes que se han abrochado las zapatillas y han desabrochado el cerebro para luchar, ahora sí, por lo suyo, por su presente y su futuro. Son miles los jóvenes y no-tan-jóvenes que han apagado las pantallas y han encendido la bombilla que hay sobre sus cabezas. Países enteros comienzan a levantarse. Un nuevo mundo está naciendo y ellos, los medios de comunicación de masas controlados por el poder, no nos lo quieren mostrar.


Pero se lo vamos a enseñar:




 Aquí estamos y aquí seguimos.




Y no nos paran.



martes, 24 de abril de 2012

Me gusta España



Me gusta España. 

Entiéndame; no me gustan los políticos, ni los banqueros, ni los empresarios en general. No me gusta la gente que se queja mientras se rasca la barriga, los estudiantes que critican los recortes y sólo salen a la calle para beber, no me gustan esos obreros que aceptan con sumisa facilidad que sus hijos vayan a un futuro peor. No me gustan quienes intentan estafar a hacienda, quienes fingen enfermedades para coger la baja y tirarse unas buenas vacaciones o montar aires acondicionados. No me gustan quienes viven por y para la vida de otros sin mirar la suya propia, la que es real, ni tampoco me gustan quienes toman la plaza cuando su equipo favorito de su deporte favorito hace algo supuestamente meritorio. No me gusta esos trabajadores que traicionan a sus compañeros a cambio de un mal llamado sueldo, ni me gustan esos estudiantes que hacen lo mismo incluso cuando no hay dinero de por medio. No me gusta nada que las mujeres desempeñen, con la cabeza baja, el puesto de ama de casa y luego se vayan a limpiar escaleras con un marido depresivo y en paro en el sofá. No me gusta la España del Sálvame, del Gran Hermano, de los granjeros buscones, la España de quienes venden su vida y la de los que le rodean a cambio de dinero. No me gusta quienes, lejos de ejercer conciencia crítica, aceptan a mansalva cuanta manipulación les llegue, cuanta información procesada caiga en sus manos, sin más objeción que el nombre del medio que la redacta. No me gusta la España del viejo criticón, de ese anciano o anciana que mira a la juventud con desdén cuando estos salen de los carriles marcados por quienes controlan la manada borrega; ni tampoco me gustan esos jóvenes que tratan a sus mayores con menosprecio, pensando que sobran ya de este mundo maltrecho que le han legado y quieren cambiar sin esfuerzo ni sabiduría. No me gustan las mujeres que se pasan horas ante el espejo, retocando su preciosa e imperfecta piel para convertirla en una extensa pared enyesada que recuerda a cualquier cosa menos a cualquier mujer. No me gusta la España de quienes ven arte en la muerte, ni de quienes se aprovechan de ello para hacer política o dinero; o las dos a la vez. No me gustan estos adultos acomodados –aburguesados como me gusta llamarles– que, recibiendo un mundo mejor de sus abuelos, van a ofrecer a sus hijos uno bastante peor, uno basado en la codicia y el dinero.
Pero me gustan los que piensan, los que leen, los que charlan con cualquiera. Me gustan quienes salen a la calle para algo más que ir de copas. Me gustan, me gustan mucho quienes no se callan. Quienes trabajan por los demás antes que por sí mismos. Quienes ofrecen la mano y el brazo. Estos me gustan mucho. Me gustan quienes defienden su futuro a capa y espada. Me gustan quienes regalan amor. Me gusta el trabajador que se juega su pan por el bien común. Me gusta el periodismo libre, crítico, el periodismo para el pueblo. Me gustan los estudiantes que agarran sus libros, su futuro, y no lo sueltan aunque porras golpeen sus manos. Me gusta el futuro que proponen mentes soñadoras. Me gusta –créeme que me gusta– quienes escriben, quienes cuestionan lo ya escrito, quienes se plantan delante de cualquier intelectual y le cuestionan la vida misma. Quienes defienden sus ideas como si les fuera la vida en ello, estos son de mis favoritos. Adoro a los que regalan por regalar. A los que regalan cualquier día del año que no sea especial. Quienes regalan algo inmaterial. Quienes regalan besos, abrazos, amor.


 

Me gustan las mujeres que salen de la casa y luchan en la calle. Estas que sueltan la fregona, se sacuden el polvo y cierran el bote de lejía son las mujeres perfectas. Mujeres con arrugas de mujer, con ímpetu de mujer, con ganas de ser mujer de verdad y no una burda plastificación. Esas mujeres que bañan sus pómulos con lágrimas de firmeza, que alzan ideales y cierran el puño. Que pelean con tanta persistencia que cualquier anacrónico machista se llevaría las manos a la garganta de la sorpresa ante tal espectáculo. Estas mujeres me encantan. Y me encantan esos mayores que después de haber luchado un futuro mejor para sus hijos, y viendo como estos no son capaces de hacer nada por los suyos propios, se lanzan de nuevo a las calles, sin signos de agotamiento, para luchar también por el futuro de sus nietos. Estos mayores cuya energía es envidiada por más de un jovenzuelo acomodado en la infelicidad y en sus mundos fantasiosos, virtuales e irreales. Jóvenes que esconden sus complejos en realidades virtuales, que encuentran una felicidad vacía en su mundo de ceros y unos; jóvenes y no tan jóvenes que ya ignoran al mundo, a cuantos viven en él y a cuantos lo padecen. Jóvenes que no salen a la calle cuando hay que salir porque la temen. Me gustan los trabajadores que se levantan día tras día a trabajar, a buscar trabajo si no lo tienen, a crear trabajo si pueden. Me gustan mucho los trabajadores. 


Y me gustan las personas con un cerebro entre parietal y parietal. Con ganas de pensar, de leer, de admirar el arte. Con ganas de cambiar el mundo.
Me gustas tú. 


miércoles, 18 de abril de 2012

País avergonzante

Un Rey muy tunante
Un pobre elefante 
Un shooter infante
Un yerno mangante

Una reina viajante
huye al volante
cornuda, desafiante
y angloparlante

Una pipa alarmante
Que dispara incesante
Ante infante
¡Ante elefante!

Y el infante...
–¿Con padre mangante?
No, drogante
Divorciado desafiante
Otro tunante
No le quitan al infante
País avergonzante

Y el elefante...
–¿Sangrante?
Además bastante
Tenía talante
Aunque poco importante
Pues lo mataron, estresante
País avergonzante

Y el Rey tunante
–¿Abdicante?
Chistoso tú, estudiante
El Monarca acojonante
Con el perdón por delante
Y mintiendo elegante
País avergonzante

Y como soy un reclamante...

La corona, ¡colgante!
En guillotina, ¡el tunante!
El país, ¡que se levante!
Y al trono, ¡el elefante!

miércoles, 4 de abril de 2012

Oda al pueblo que se alza

¡Anda, corre, vuela!
Que el hombre que anda
es el hombre que manda
aunque a otros le duelan

¡Corre, anda, vuela!
Que si el hombre corre
No se frena ni con torres
Ni con palos de madera

¡Vuela, corre, anda!
que el pueblo se alza
que el pueblo avanza
que el pueblo manda


¡¡Qué no nos paran!!

"Los recortes son necesarios".

Los recortes son necesarios ¿no? Veamos...:

1.- En general, si recortan, baja el consumo, todos perdemos. Si yo pierdo mi empleo, no consumo en tu tienda. Nos afecta a todos. La reforma laboral destruye empleo por lo tanto, no favorece la economía.
2.- Recortando no se crea empleo, y sin empleo la economía no mejora. Recortar no sirve si ese dinero no se usa para crear empleo. Y no se está usando.
3.- Si recortan en investigación, ¿cómo progresa un país? Los que ganan dinero son los que inventan móviles, no los que los construyen. Y en construirlos no podemos competir con países asiáticos, por ejemplo. Quién invierte en educación, en I+D, apoya a la ciencia y a los científicos... está garantizándose un futuro de bienestar. Si se invierte en ladrillo acabamos como ahora. Si no se invierte en ciencia volveremos todos a construir viviendas que quedarán vacías.
4.- Si me bajan el sueldo, baja mi capacidad adquisitiva. Como en el punto uno. Yo gano menos y consumo menos. El de la tienda de la esquina vende menos, también gana menos y por lo tanto también consume menos. Si consumimos menos se recauda menos en impuestos.
5.- Si suben los impuestos, baja mi capacidad adquisitiva. Igual que en el punto 4. Si con esos impuestos salvaguardaran el futuro de la educación, la sanidad, las pensiones...Perfecto. Impuestos para rescatar a los bancos –culpables de la crisis– no, gracias. Los bancos reciben dinero y no dan créditos, préstamos. El consumo no se relanza y volvemos a lo de antes. Lo mismo ocurre con la factura de la luz y el gas.
6.- Si aumentan la edad de jubilación, los jóvenes tardan más en ocupar esos trabajos. Más paro juvenil. Menos adquisición de estos. Luego los jóvenes se van de España y perdemos a nuestro mayor potencial, a los más preparados. Además, padres de familia (con padres me refiero a hombres y mujeres, que se os ve venir) que no tienen empleo no pueden acceder a uno para mantener a los suyos.
7.- Por supuesto, si recortan las pensiones, baja el consumo. ¿Quién va a tunear su taca-taca ahora?¿Con quién van a hablar los jubilados alemanes si no es con los jubilados españoles en sus vacaciones playeras?
8.- Recortes en educación. Sigan fabricando mentes vacías que no tengan capacidad de indignarse, que así parece que les va bien ¿eh? El pueblo manso y vosotros tranquilos. ¡¡La educación es garantía de progreso!!
9.- Para un recorte necesario de verdad que ejecutan, lo hacen de una forma ridícula que indigna a las masas. Sí, me refiero al recorte a la Casa Real. ¡¡Un 2%!! ¡Han recortado DIEZ VECES MÁS en educación! Si es una broma es de muy mal gusto.
10.- Recorte rotundo con el presupuesto de la Ley de Dependencia que pasa de 283 millones a 0 euros. Se gasta mucho más en la Iglesia para que estos adoren a sus dioses (¡uy perdón! Dios sólo hay uno) y se reduce a CERO las ayudas a los familiares y cuidadores de dependientes. Muy lógico todo.

¿Qué medidas se podrían tomar para mejorar la economía?

1.- Conciliación laboral. Con una jornada más reducida y productiva la población tendría más tiempo para realizar otras actividades como apuntarse al gimnasio, aprender idiomas en una academia... Actividades que relancen la economía.
2.- Reducir el gasto militar. Manteniendo la inversión en gastos militares comentan que sirve para que haya empleo. Sí, claro. Los millones y millones que cuestan los buques de guerra se podrían invertir en buscar otras formas de crear empleo, donde prime el progreso, las nuevas tecnologías, en detrimento de gastos militares que sólo sirven para la guerra. ¿Tiene alguna productividad invertir en armas, en aviones o bélicos? ¿Cuántas amenazas militares tiene España actualmente? ¿Pasaremos algún día de comprar móviles, ordenadores, maquinaria para industria...a venderla? Los países no progresan con gastos militares. Progresan con ciencia y nuevas tecnologías. Además, para todo el dinero que se gasta en armamento no se da tanto empleo como podría parecer. Un barco cuesta muchos millones fabricarlo y no tantos trabajadores son necesarios en proporción.
3.- Recortar a la Iglesia. ¿Problema? Si recortan a la Iglesia, hay menos pasos de Semana Santa, y todo el mundo sabe que estos son necesarios para...y esto otro...Bueno, da igual. No tenemos que pensar que ocurre si recortan a la Iglesia porque no lo hacen. Menos mal que el Estado es aconfesional ¿eh? Dejen de mentir y hablen claro. En primer lugar, el dinero de la casilla que muchos marcan no es dinero de ellos, es dinero público que ellos deciden destinar a una organización privada que nada tiene que ver –o que no debería tener– con un Estado aconfesional. Cuando marcas la X en la casilla de la Iglesia lo haces para mantener su estructura, desde las parroquias, diócesis... hasta la Conferencia Episcopal. No tengo nada en contra de las actividades que allí se realicen, pero son actividades privadas. Y como tales, deben ser sustentadas por sus seguidores. Cuando marcas la X para fines sociales es cuando ONGs (entre ellas Cáritas, Manos Unidas...) recibe dinero. Y en segundo lugar, vuelvo a repetir, el Estado no tiene que hacerse responsable de ninguna religión pues todas son iguales sobre el papel. Y seguro que no todas tienen estos privilegios, incluyendo los ateos.
4.- Recorten de verdad a la Casa Real. ¿Nadie se habrá creído eso de que nos cuesta apenas 8 milloncejos verdad? A esos millones de nada hay que sumar el presupuesto de 25 millones que nos han mostrado además de unos 34 millones en conservación de palacios y jardines, junto a coches oficiales (cientos de ellos), seguridad, Guardia Real...otros tantos millones que se desvían a partidas de los ministerios (como el de Interior, Defensa, Hacienda...) pero que están ahí. No voy a fijar una cifra pero desde luego son mucho millones que podrían invertirse, qué se yo, en becas para estudiantes. Por ejemplo.
5.- Perseguir el fraude fiscal. Perseguirlo, no perdonarlo. Hay mucho dinero perdido, mucho caradura que no paga impuestos. Según Vicenç Navarro (aquí) hay 90.000 millones de euros por ahí perdidos, en un 72% perteneciente a las grandes fortunas. ¡¡NOVENTA MIL MILLONES DE EUROS!! ¡Les han quitado 283 millones a las personas dependientes! Eso es 318.021.201 de veces lo que gastaban en la Ley de Dependencia. Perseguir a las grandes fortunas no, quitarle ayuda a dependientes sí. Fantástico.
6.- Legalizar drogas blandas, prostitución... Nos guste o no, estos negocios van a seguir en nuestra España querida. Podríamos, de un plumazo, recaudar impuestos que ahora ni se huelen, quitarnos a las mafias de encima, controlar estas actividades (la mierda que le meten a la droga, explotaciones...) y así matamos una bandada de pájaros de un tiro.
7.- Eliminar el Senado o, al menos, darle alguna función. Aquí no hay nada que decir.
8.- Eliminar Diputaciones o darle alguna función. La presidenta de la Diputación de León tiene 12 cargos (al menos) a sus espaldas (aquí) . Esto es de chiste. Si no sirve, fuera. Que se lleva muchos millones.
9.- Recortar sueldos, dietas... a políticos. Fuera ya tanto privilegio. La crisis le afecta a toda España menos a ellos. Nuestros sueldos bajan, los suyos se congelan. ¡Austeridad para todos señores!
10.-  Suban los impuestos a la gente que tenga dinero, no al trabajador que apenas puede mantener a su familia. Véanse las SICAV, que tributan al 1%. Un rico al que le suban los impuestos no va a perder su casa ni va a ver como peligra su alimentación. Además, aquí hay otros nuevos impuestos que estaría bien revisar.

La próxima vez que destinen dinero para luchar contra la crisis (véase Plan-E) háganlo con cabeza. En frente de mi casa cambiaron la acera tres veces en poquísimo tiempo. Cabeza señores, cabeza.
Y si son capitalistas y basan su economía en el consumo, no sean tan torpes, por favor. Si están de acuerdo en que basar la economía de un país (y la economía mundial en general) en el consumo es absurdo y peligroso, acaben con este sistema. Pero no condenen a los ciudadanos por su ineptitud. Gracias.

(Y gracias también a @SanRdP y a @malestarmadrid por su ayuda)

martes, 3 de abril de 2012

"Lo primero, el empleo"



Cosas que ha hecho el PP:

-Quitarle el nombre de Rafael Alberti a un teatro
-Subir los impuestos*
-Reforma laboral para abaratar el despido
-Perdonar el fraude
-Recortar en educación
-...y en sanidad
-Permitir anuncios como el de Loewe o el del IES Antonio Mendoza**
-Cambiar la ley del aborto
-Condenar a Garzón y dejar libre a Camps***
-Azotar jóvenes estudiantes
-Debate sobre regular huelgas
-...sobre nombrar la tauromaquia patrimonio histórico
-Juicios a copago
-Revisar la cadena perpétua
-Eliminación de educación para la ciudadania



 *De los impuestos no hablamos porque la imagen habla por sí sola.
**¿Dónde está la censura cuando se necesita?
***Vale, aquí me he equivocado. Todos sabemos que el poder Judicial es independiJAJAJAJAJAJA.

lunes, 26 de marzo de 2012

¡¡A la huelga!!

¡Huelga indefinida!
Paremos la produccion
Saquemos la guillotina

¡Huelga salvaje!
que aquí el patrón
sólo entiende un lenguaje

¡Huelga de consumo!
somos el noventa y nueve
y vamos a por el uno

martes, 20 de marzo de 2012

El 4 de diciembre andaluz

Era un 4 de diciembre
cuando tomamos la calle.
Era un 4 de diciembre
cuando dijimos que verde y blanca era nuestra sangre
[...]


El 4 de diciembre de 1977 Andalucía despertó.  Despertó tras años y años de estar sometida. Despertó tras tantos y tantos abusos. Despertó... Para no volver a hacerlo más.

Tal día de 1977 el pueblo andaluz salió a la calle. Después de 40 años de dictadura, Andalucía veía muy cerca su libertad. Además, protestan contra el paro, piden trabajo, reniegan de las evasiones de capital andaluz hacia otras regiones, de los abusos de los municipios. Piden libertad.

Ese día casi dos millones de andaluces toman las calles de las 8 provincias: Quinientos mil manifestantes en Sevilla, alrededor de ciento cincuenta mil en Málaga, cien mil en Granada, ochenta mil en Huelva y en Córdoba, setenta mil en Cádiz, setenta mil en Jaén, diez mil en Almería, Ronda, Campo de Gibraltar y en Antequera y más de un cuarto de millón en Barcelona, emigrantes de la novena provincia. 
 
 En Barcelona también salieron
a las calles
 

Con la bandera blanca y verde de Blas Infante a cuestas, los andaluces salen a la calle y luchan por la autonomía de Andalucía según el artículo 151*. Casi dos millones de andaluces...que no están solos. En el otro lado, una contraofensiva de fascistas con la presencia de banderas españolas (alguna con cierta ave en el centro) obviando la blanquiverde. 
 
 ¿Dónde está la bandera andaluza?



En Málaga, por otro lado, el ambiente estaba caldeado pues el presidente de la Diputación se negó a acatar lo aceptado en el pleno: Que ondee una bandera andaluza. Pero cuando la manifestación pasó por la Diputación, un joven escaló la fachada hasta el balcón y colgó una blanquiverde. La policía cargó con botes de humos, palos, balas de goma...Y de las otras. Inexplicablemente, la policía comenzó a disparar y una de las balas alcanzó a un malagueño, José Manuel García Caparrós, por la espalda.
 
 
 José Manuel García Caparrós, asesinado por la
policía en las jornadas del 4 de diciembre.
 
Junto al lugar del trágico acontecimiento se formó un altar improvisado destruido pocos días después.


Altar dedicado a Caparrós.
 
 

Los partidos estatales cedieron (PSOE fue el último en abandonar el pacto por el que las regiones no consideradas históricas debían ir por la vía del artículo 143* Al final, UCD fue el único partido importante que se situó en contra).

El siguiente video es muy interesante, pues es de los únicos documentos históricos con imágenes en video que poseen incluso un audio de buena calidad.
 
 
 
 
 
Los andaluces cumplieron su objetivo pese a que la policía manchó con sangre el ya conocido día de Andalucía.


* El artículo 151 permitía que todas las Comunidades autónomas que se acogieran a este artículo asumieran todas las responsabilidades autonómicas, evitando una centralización del Estado. Se acogieron a él, por tanto, las denominadas comunidades históricas (Cataluña, Pais Vasco y Galicia). Andalucía lo consiguió por medio de estas manifestaciones. El resto de comunidades se acogieron a la vía del artículo 143, que tenía una descentralización más progresiva. Caso aparte el de Navarra, que puede considerarse que lo hizo por el artículo 151, pero de una forma especial.
 

lunes, 19 de marzo de 2012

Oda al pueblo árabe

A libios, egipcios, sirios... A todos.


Oda al pueblo árabe

Aquella liviana inmolación
Aquel ajetreo en la gran plaza
Aquellos deseos de evasión
Aquella sorprendente nueva baza

Esa venida esperanza
Ese jazmín que pasea
Esas moras de raza
Ese árabe que pelea

Un dictador que mata
Un ruido que no cesa
Un pueblo con sus lazos

Un puño que se alza
Una herida no pesa
Una noche de cantos...

...de esperanza.

lunes, 12 de marzo de 2012

Black Power en el 68

En la mañana del 16 de octubre del 68, Tommie Smith
 y John Carlos levantaron sus puños por el pueblo negro





Corría el año 1968, JJOO de Méjico, final de los 200 metros de atletismo. Los américanos negros Tommie Smith y John Carlos consiguieron el oro y el bronce respectivamente. Quisieron llamar la atención de la sociedad por la discriminación racial. Por ello, ambos vestían guantes negros. Al sonar el himno, cerraron los ojos, agacharon la cabeza y levantaron el puño.




El puño negro representaba la pobreza de su pueblo. En lugar de levantar ambos el puño derecho, John Carlos levantó el izquierdo. Esto sucedió porque este olvidó sus guantes en la Villa Olímpica, y Peter Norman, el australiano que quedó en segunda posición, le sugirió a Tommie Smith que le prestara el izquierdo a John Carlos. Smith llevaba también un pañuelo negro para nepresentar el orgullo del pueblo negro. Carlos tenía su chandal abiero en apoyo a todos los obreros americanos, y portaba un collar de abalorios para, según él, "las personas que fueron linchados, o asesinados, y nadie ha hecho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del pasaje". Los tres (incluido Norman, que se solidarizó con la causa) portaban una insignia del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos. Posteriormente Smith dijo: "Si gano, soy americano, no afroamericano. Pero si hago algo malo, entonces se dice que soy un negro. Somos negros y estamos orgullosos de serlo. La América negra entenderá lo que hicimos esta noche".

Smith y Carlos fueron considerados personas non gratas en su país en los años posteriores. Fueron expulsados de los Juegos Olímpicos, y tanto ellos como sus familiares, amenazados de muerte.
Por otro lado Norman fue también reprendido por las autoridades olímpicas de su país, y marginados por los medios de comunicación. No lo llevaron a los siguientes JJOO de 1972. Luego, sufrió gangrena y fue amputado de su pierna derecha. Después de esto entró en una profunda depresión y cayó presa del alcohol.

Estatua de la Universidad Estatal de San José.

martes, 28 de febrero de 2012

¿Feliz día de Andalucía?

28 de febrero, día de Andalucía. La Andalucía de más de un millón de parados. La Andalucía de las bodas nobles, de hijas predilectas que avergüenzan hasta al último jornalero. La Andalucía de los tópicos del baile, del flamenco, del carnaval. Tópicos que son cultura hasta que se usan como arma ante la propia Andalucía. La Andalucía del otro tópico, el de la vaguez, el de la siesta, el de vivir del paro y del cuento, de las subvenciones y el PER. Tópicos que no nos hacen bien. La Andalucía que se presenta como escenario de las próximas elecciones, del próximo circo electoral PP-PSOE que teñirá, si no hay vuelco de por medio, a todo el país del azul-gaviota que frecuenta Españistán.

¿Es esta nuestra Andalucía? ¿Esta es la Andalucía que nos dejó el cuerpo inerte de Caparrós? ¿La Andalucía que han cultivado con su sudor y lágrimas nuestros TRABAJADORES con sus azadas, sus guadañas y rastrillos? ¿La Andalucía que convivió con tartessos, romanos, bárbaros, musulmanes, cristianos y ateos? ¿La Andalucía de García Lorca, de los Machado, Séneca, Alberti, Sabina y demás?

Pues no, esta no es nuestra Andalucía, no es mi Andalucía. Esta Andalucía vitorea a la nobleza, se calla ante la corrupción y permanece helada ante los hachazos que otros le asestan. La mancillada Andalucía que hoy padecemos agacha la cabeza y asiente como un borrego más. Esta Andalucía da vergüenza. Apenas a un mes de sus elecciones autonómicas las encuestas nos dicen que el pueblo andaluz sucumbe ante quienes tienen la corrupción como tarea diaria y el recorte al trabajador, al jornalero, como doctrina. Andalucía, los andaluces, tienen mucho mucho que cambiar. No pueden agachar la cabeza, o seguirán siendo golpeados; no pueden cerrar los ojos pues seguirán siendo atracados. Los andaluces, Andalucía, deben despertar, dar un golpe encima de la mesa y decirle al mundo que su pueblo está ahí, que ni olvida ni perdona, que no se callará ante las injusticias que le rodea y que la empobrecen.

Y hasta entonces en Andalucía crecerá el paro, será objeto de burlas y no tendrá más cultura que la que otros le imponen. Y Sabina seguirá dando sus conciertos por sudamérica.

lunes, 27 de febrero de 2012

El anónimo que frenó un ejército

Un héroe es un héroe cuando, sin mayor afán que su libertad y, sin mayor arma que sus manos, se enfrenta sin temor al enemigo,  se sitúa frente a él, y sin titubear siquiera, le grita al oido, por su pueblo, la palabra libertad.





               El anónimo que frenó a un ejército.                





En el año 1989 en China ocurrió una de las protestas más sonadas del siglo XX. Miles de estudiantes y obreros salieron a la calle para pedir  libertad de expresión y acabar con la represión y la corrupción. 

Todo comenzó un 15 de abril, día a partir del cual los estudiantes iban a salir de forma continuada a la calle por sus reivindicaciones. Estas protestas se intensificaron a partir del 4 de mayo, donde 100.000 estudiantes y obreros salieron a la calle. El gobierno chino, lejos de tener en cuenta estas reivindicaciones, pidieron hablar con las organizaciones oficiales de los estudiantes. Organizaciones que obviamente estaban controladas por el gobierno. Los estudiantes chinos comenzaron otra forma de protesta: Las huelgas de hambre. La situación de conflictividad fue creciendo hasta que a finales del mes de mayo el gobierno chino decidió mandar tanques y soldados para despejar la Plaza de Tian'anmen, que fue totalmente despejada el día 4 de junio, donde los manifestantes decidieron salir voluntariamente. Los días posteriores dieron paso a conflictos en las calles colindantes. Lo sucedido allí fue una auténtica matanza de estudiantes. Muchos periodistas internacionales realizaron una intensiva cobertura de los hechos, pero el gobierno chino trató  de ocultarlo lo mejor posible. Sin en cambio, no pudieron ocultar la fotografía que hemos colocado al comienzo de la entrada, ni tampoco el siguiente video. En estas imágenes, un joven chino se coloca delante de una fila de tanques para impedir su paso. Tras pasar un tiempo ahí, el tanque que iba primero en la fila intenta pasar por su lado, pero el valiente estudiante le vuelve a impedir el paso. Tras una conversación entre ambos, unos manifestantes (se sospecha que fuesen militares de paisano) se acercan y lo alejan del tanque para que este pueda continuar.







Sobre la identidad de éste joven poco o nada se conoce. La revista estadounidense Time dijo que su nombre era Wang Weilin, de 19 años, pero no es una información ni mucho menos contrastada. Tampoco se sabe a ciencia cierta que fue de él.


Pero se llame como se llame, siempre lo tendremos en la memoria como un valiente que se enfrentó a toda consecuencia por su libertad.

domingo, 26 de febrero de 2012

La historia de Marc (Parte II)

Marc estaba cansado de todo. Se secó con una toalla que su madre robó del balneario, se vistió y salió del baño. Sus padres seguían discutiendo. Sin inmutarse, fue hacia el teléfono y marcó el número de su tío, ese que no iba a ir a recogerlo. Cuando esté descolgó el aparato, sin tan siquiera saludar le espetó: —Hijo de puta—. Acto seguido colgó. Marc estaba muy cansado. Sus padres le miraron con asombro, y tras un silencio de unos pocos segundos siguieron a lo suyo. —¿Ves? ¡Así has educado a tu hijo!—gritaba su madre. —¿Ahora es mi hijo no?—respondía su padre con cara de frustración. Marc los ignoró y siguió a lo suyo, estaba realmente cansado.

Cogió las llaves y salió por la puerta. En su manojo llevaba una banderita de Cuba que robó a su padre de una botella, una navajita multiusos y, además de las de su casa, la llave del candado de su bici. Tomó esta última y cogió una Mountain Bike bastante vieja, aún servible. Pedaleó y pedaleó, no sentía fatiga, ya estaba suficientemente cansado. Se dirigió dos manzanas al oeste. Le encantaba ese camino porque era el que dirigía a casa de Luci, su niña de bucles de oro, además de que era cuesta abajo. Siguió pedaleando, cruzó la avenida Vermont hacia el sur y una moto le pasó rozando. —Hijo de puta—pensó Marc. Y es que estaba demasiado cansado de todo. Cuando llegó al número 24 de la calle John Milton se bajó de la bici, la dejó junto al buzón. Decidió no perder tiempo colocando el candado, era un barrio muy tranquilo. Llamó a la puerta. Oyó unos pasos y abrió su querida Luci. Ahí estaba, deslumbrante, con una sonrisa perfecta, un pelo que caía en forma de cascada y esa piel tan blanca que parecía de porcelana. Tan pronto como ella saludaba como de constumbre –con una agradable sonrisa no falta de sorpresa por su inesperada visita–, Marc sacó su navaja suiza, desenfundó la hoja más alargada y comenzó a apuñalarla.

Al principio ésta se resistió, pero tan pronto como la sangre fue brotando de su cuello sus fuerzas fueron mermando. Marc recordaba en ese instante el momento en el que la vio con otro. Un tipo un año mayor que ella, no especialmente guapo ni especialmente inteligente, un tipo del montón. —No es lo suficientemente bueno para ella— pensó en aquel momento. Ahora Marc solo era capaz de imaginar, con una tímida sonrisa, la cara de éste cuando se enterase de la muerte de Luci. La sangre fue cubriendo su blanca piel de porcelana. Luego le vinieron imágenes de cuando la ayudó con un examen de ciencias. Ella le dio las gracias, le besó en la mejilla. En aquel momento Marc se quedó petrificado, flotando, nada ni nadie podía eliminar ese estado de felicidad, tan simple y tan puro. Pero éste se desvaneció cuando Óscar –así se llamaba el novio de Luci– apareció por sorpresa en la puerta del colegio con su Mountain Bike 2000, la envidia de todo el barrio. En ese momento su felicidad se desvaneció, y mientras seguía apuñalando a Luci, un atisbo de esta felicidad tan placentera volvía a asomarse por su corazón, como una sanguinolenta calidez que manaba de su alma. Ésto era lo que necesitaba. La sangre comenzó a empapar el pelo ya desordenado de Luci que –ya en el suelo– yacía fría e inconsciente. Nuevos pensamientos más felices brotaban de la cabeza de Marc, y éstos habrían continuado si no fuese por una voz que en forma de estruendo irrumpía en la paz y calma que él había creado. La madre de Luci gritaba pálida ante la escena que contemplaba. —44 puñaladas son suficientes— pensó Marc, quién extrañamente fue capaz de contar cuantas de éstas le asestaba mientras recordaba tiempos que ni peores ni mejores, fueron pasados. Se dio la vuelta, pisando la mano de Luci –un cadáver ya inerte– y se dirigió hacia su bici, que si bien no era tan moderna, le serviría igual para huir de allí.

Comenzó a pedalear de vuelta a casa, no sin antes parar en una heladería para comprar lo que el ya conocía como el especial de Marc: Un helado de tres bolas –chocolate, fresa y menta– con trocitos también de chocolate incrustados, con nata montada en la parte superior y caramelo líquido cayendo sobre él. La heladería estaba abarrotada, así que se fue sin pagar con facilidad. —Un día de lujo— pensó. Continuó pedaleando de camino a casa con el helado en una mano y conduciendo con la otra con gran habilidad. Mientras iba acercándose a su calle un coche de policía con las sirenas puestas se cruzó con él. Marc continuó hacia casa sin inmutarse, ya no estaba tan cansado. La felicidad volvió a su vida.

sábado, 25 de febrero de 2012

La historia de Marc (Parte I)

Marc abrió el grifo de la ducha. El agua le caía sobre la cabeza. Al principio estaba fría, aún no se había calentado. Pero le daba igual, estaba en la gloria. El sonido que provocaba le hacía viajar a mundos idílicos, a lugares paradisíacos con cascadas de agua cristalina y rayos de sol inundando el cielo.

El agua comenzaba a calentarse y en pocos segundos salía vapor por la ducha. Mientras se enjabonaba comenzó a pensar en Luci, aquella rubia con el pelo largo y tirabuzones que caían colgando sobre sus hombros, rememorando a la más bella doncella de cuentos de hadas. Esbozó una sonrisa. Luci era una compañera de clase. Se sentaba dos lugares más atrás y era preciosa. Era también muy inteligente, divertida y tímida a ratos, siempre sencilla y con su blanca piel parecía una muñeca de porcelana. Luci era... Luci era perfecta. Y no era suya, pero a él le daba igual. Se conformaba con verla cada día, recibir sus buenos días y admirar su figura.

El agua caliente comenzaba a enrojecerle los pies, pero no importaba. Comenzó a pensar en el helado que se acababa de comer. A Marc le gustaban los helados de tres bolas, una de chocolate, una de fresa y otra de menta, también con trocitos de chocolate incrustados. Por encima le echaba nata montada, dispuesta en forma circular acabando en una espiral, como había visto en un anuncio de la tele. A continuación, vertía caramelo líquido que iba deformando a su paso la perfecta figura formada por la nata montada. Por último, espolvoreaba pequeñas virutas de chocolate por sobre la copa, de esas de colores que tanto le gustaban. El helado estaba buenísimo, y con aquel calor de comienzos de julio, sentaba de maravilla.

El agua caliente le provocó un cosquilleo en las piernas, pero no le importaba. Recordó que su tío iba a recogerlo en dos días para ir a su casa de campo. Allí corría detrás de los conejos, jugaba con el perro de su primo –Blanquito– y comía los increíblemente sabrosos cocidos de su tía Margaret. Tenía ganas de ir.

Cuando terminó de enjuagarse cerró el grifo; los sonidos idílicos desaparecieron, Luci le abandonó con sus tirabuzones, el sabor del helado se tornó amargo y los dos días que quedaban para que su tío lo recogiera le parecieron eternos. La sonrisa se esfumó. Al apagar el grifo escuchó lo que ocurría fuera del baño: Sus padres discutían a voces, tenían problemas económicos pues su padre había perdido su empleo como transportista en unos grandes almacenes y ahora no paraban de gritarse. Toda esa felicidad que parecía eterna desapareció. Puto dinero.

viernes, 24 de febrero de 2012

Mordisco al periodismo.

Vaya, ¿cómo empezar?

Si esto fuese un blog sobre noticias, no tendría más que comentar los hechos del día. (Parece que traen a España el tesoro que rescató el Odyssey de las aguas). Si esto fuese sobre mi vida les hablaría de que acabo de descorchar una botella de Pepsi, que tengo Los Simpsons de fondo y que estoy solo en el salón de mi piso alquilado, sin compañeros que me distraigan. Pero esto va de contar sílabas y demás historias.

Y hoy no hay historia más traumática que el cierre de Público en su edición papel. No hablaré sobre los profesionales que pierden su empleo, ni sobre el periódico en sí. Tampoco seré de los que digan que lo compraba diariamente, porque no es así. Lo leía en su edición digital día tras día. La mayoría de cosas por enlaces que me llegaban de aquí y de allá. Lo grave del asunto es que se pierde un medio de comunicación –uno más–  y con esto perdemos todos. O al menos todos los ciudadanos que queremos ser libres, que tenemos conciencia y que queremos informarnos de la realidad. No con esto os voy a decir que Público sea la verdad absoluta, ni la panacea ni nada que se le parezca. Pero la pluralidad se pierde. Se pierde el punto de vista de este medio progresista, de izquierdas, quedándonos sólo ya con medios de otra línea editorial, de otro palo que dirían algunos. Y lo peor es ver como medios de la derecha se alegran. ¿Quién es tan miserable como para alegrarse de un mal ajeno? Nunca podría alegrarme del cierre de un medio de comunicación. Mejor uno malo que ninguno, como bien he leido hoy en Twitter. Aunque estos medios, dicho sea de paso, tengan varios casos de manipulación a sus espaldas. Pero ese no es el tema. Un periódico, una alternativa, ha cerrado y todos los ciudadanos nos quedamos sin otra visión del mundo. Y más gente al paro. Y otro palo al periodismo.